El color, naranja.
La toalla, inmensa;
que cubre vergüenzas y desvergüenzas.
Sobre una pila de ellas, esperando al siguiente.
Testigo de mis conquistas; de mis fracasos.
Final de una noche de pasión.
Ducha y un breve, difícil adiós.
Por un instante navega mi mente, mi deseo.
No más naranja: mis verdes, mis azules, también para ti.
Y comparte algo más que mis toallas.
Quédate.
432. LA REVOLUCIÓN DE LOS CLAVELES.
Hace 6 días
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2 comentarios:
nunca te lo digo, pero me gusta mucho lo que haces
un abrazo
Gracias, Beltrán. Sé que desde hace tiempo sigues lo que escribo. Siempre es halagador que lo que uno escribe motive a otra persona. Aunque supongo que a tú, como yo, no lo haces para otros. Supongo que es un monólogo, a veces solitario, a veces compartido.
Un saludo, David.
PD: ¡Cuánto se puede decir con solo dos palabras ("Frigopoesia")! La sencillez siempre es más elocuente.
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