lunes, 22 de febrero de 2010

AGONIZANDO

Según agonizo en tus brazos,
llevado por esa pequeña muerte que me concedes.
Entre estertores y espasmos, exhalando las últimas bocanadas:
mi aliento y mi inexistente alma.

Conozco solo entonces; el placer no soñado del pez sin agua,
el galope desbocado del caballo sin rienda
-el corazón a punto de estallar, la llanura sin horizonte-.

Y el descanso rendido, desnudo, junto a ti, me delata.
Como lo hace mi boba sonrisa, recordando al día siguiente.

En el suplicio, entiendo, por unos instantes,
de la palabra éxtasis, el secreto significado.

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