domingo, 7 de septiembre de 2008

¿HA SIDO UN ERROR?

Según por la puerta sales, el teléfono me pides.
Bien sabemos ambos que no nos llamaremos.
Si un error has sido, aún no lo sé.

Ayer distinto todo era.
Amigos, música, vino. Risas y juegos.
Entraste y sonriendo, me regalaste un nuevo nombre.
Y, ¿cómo no caer? Guapo y joven. Decidido.
Bien sabías lo que querías.
Ayer, tu trofeo fui yo.

Sentirme honrado, aun dudo.
Sin embargo, miraban todos con envidia.
Con lascivia casi, cuando mi pelo acariciabas.
Con incredulidad, tal vez:
cuando, casi, en la alfombra terminamos.
Invisibles casi fuimos.

Definitivamente, el gran premio a casa llevé.
Entonces, ¿por qué te sentí diferente?
Cuando sobre mi pecho te hallabas,
Cuando, finalmente, la boca me comías.
O al recorrer mi lengua
tu blanca, depilada; musculosa y tersa piel.

De la verdadera fuente de mi placer aun dudo.
¿Nuestro orgasmo simultáneo, esa doble eyaculación?
¿El preludio de tu marcha?

Por la mañana, desnudo, yacías en mi cama.
Tu orondo culo listo para ser penetrado.
Tu inocencia, fingida antes, finalmente revelada.
¿Qué hacer con tan magnífico manjar?
Cubrirlo. Un café y una ducha.
Para acallar mi deseo. Tal vez culpa.
O las múltiples, que renacen, cual hidras, por la mañana.

La puertas cierras. Y me pregunto:
¿Qué te diré si llamas?

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