viernes, 7 de septiembre de 2012

LÁNGUIDA



De alguna manera lo evitaba.
Demasiada necesidad en su mirada.
Deseo semi-oculto,
admirador que no se atreve a romper el tabú,
a tocar el cuadro en el museo,
a acariciar la estatua.

Ciertamente me halagaba
-y diría que era un secreto compartido-,
pero no, nunca me lo planteé.
Maduro y poco agraciado, fuera de mi coto de caza.

Hoy me dicen que nos ha dejado:
una muerte oscura, sórdida quizás.
Y no puedo dejar de especular
con historias surrealistas
-italianas, no podría ser de otra manera-.
Un jovencito, dinero de por medio;
cierta violencia –solicitada o no- que se fue de la mano.

Y dos pensamientos flotan, se repiten, insistentes:
¿Tanto me hubiera costado?
Mi final, ¿lo estaré contemplando?

domingo, 3 de junio de 2012

STELLAR DEATH #1



No sé bien si danzo a tu alrededor
o compartimos un mismo centro:
en mi egocentrismo, eres tú quien gira.
Las referencias y las percepciones se confunden.

Advierto cómo tu energía se consume:
cómo te inflamas a cada nueva ola de ¿pasión?
Cómo te agotas en etapas más y más cortas.
                                          (más y más intensas)
Una tras otra tus fuentes sucumben,
Y, a borbotones, te expandes.

Solo tú cubres mi cielo,
Solo tú, durante esos fugaces últimos instantes,
ocultas el resto del universo.
Hasta que en tu último estertor mortal
me abrazas y engulles.

“Polvo al polvo”, a mis orígenes regreso.
El ciclo completo, la epopeya termina.

                                                   Finalmente uno.

domingo, 27 de mayo de 2012

LO QUE QUEDA



Siempre es el perfume.

El olor, la  fusión:
La  simbiosis de sudor, saliva y semen.
Posturas imposibles, giros insospechados en los susurros.
... Los pensamientos que no se deben descubrir.
La intensidad no esperada,
El secreto medio desvelado.
De deseo, de posibles.
De  Miedos y anhelos.
Incertidumbre: ¿un reencuentro o dejarlo pasar?

Lo único que permanece.

jueves, 17 de mayo de 2012

NUEVE METROS



T4, sala VIP. Solo por curiosidad...
(o eso me digo).
Escaneo, mirando alrededor.
Nueve metros, responde mi móvil.
Dentro de la sala, debes estar.
Oculto tras un smartphone, o tu iPad.
Quizás, más practico, directamente en el baño. 

Dudo, me confunde tu apariencia:
el  pelo engominado, caracoleando.
Rayas azules en la camisa,  gemelos de plata.  
Ancho nudo en la corbata azul.
Masculino, conservador; 
exhalas confianza y poder. 

Pero no, ahí estás.
Traje demasiado moderno, demasiado ajustado, 
como tus zapatos.
Torso en exceso musculado, bronceado artificial.
El anillo...
Diseño en plata, en el dedo incorrecto.
La apariencia felina: todo un depredador. 

Alzas la mirada.
Se cruza con la mía. 
Luciendo tus caninos, me sonríes... 





martes, 15 de mayo de 2012

EL MASAJISTA


Todo muy profesional. Rápido, firme: eficiente.
Hasta que me dijo que me diera la vuelta…

Recapitulemos.
El contacto fue directo, todo trasparente.
Máximo una hora, me dijo.
Desde el primer momento me supo manipular.
Las órdenes claras:
Desnúdate, tumbado. Relájate, dime si duele.
Mínima conversación.
Cortesía inútil, ambos teníamos las ideas claras.

Sin tapujos, sin falso contactos casuales.
O sugerencias veladas.
Hombre contra hombre, trabajando mi espalda.
Mis glúteos, mis hombros. Y el perineo si se presta.

Si hubo algún sutil escarceo…
terminó cuando me di la vuelta.
Sobraban, como decirlo... las palabras. Pasó a la acción.
Su técnica, verdaderamente depurada.
Nada que objetar. Me dejé hacer: el sujeto era yo.
Y el juego terminó tal como prometió...


Me lo dicen mis amigos: date un masaje siempre que puedas.

lunes, 7 de mayo de 2012

TERMÓPILAS

Si sincero, si he de serlo…
confesaré que por su número…
 los míos sobrarían para defender las Termópilas.

No alcanzamos la gloria.
Todo lo más, una pequeña muerte.

domingo, 6 de mayo de 2012

NADA MEMORABLE


No sé qué pensaste cuando te dije que me
                               [marchaba].
Voluntad no te faltó para retenerme, de manera
                                      [sutil].
Me dejé hacer, después de todo fue moderadamente
                                   [placentero].
Que lo necesitaba, estaba claro.
Pero solo me quedé lo estrictamente necesario.

Al final, un beso de despedida,
unas amables palabras: salí acelerado.
oí las tuyas ya desde el portal.

Según bajo por Fuencarral y miro a los chicos,
                     [tu memoria se difumina].
Mantendré el número de teléfono. 
Con una nota, que me recuerde el encuentro.
Con una sentencia, que decide que no volveré a
                                  [repetirlo].

Uno más. No me arrepiento.

miércoles, 2 de mayo de 2012

MANUAL DEL USUARIO NOVEL (LECCIONES PARA UN PRINCIPIANTE)



En cinco lecciones:

En el gym.
Si coincides en más de tres aparatos…
una mirada, curiosidad;
dos, probablemente solo casualidad.
La tercera ya es lujuria.

En la sauna, diez minutos.
Un segundo más de los estrictamente necesarios,
la mano demasiado cerca de los genitales.
Y eliminar, una y otra vez, el sudor sobre la piel,
ya ansiosa.
Una mirada lánguida, entre la bruma.

O la toalla cubriendo demasiado.
Tal vez lo opuesto:
Una exposición, descarada.

Ya en la ducha,
Demasiados litros gastados, corriendo por su piel.
También sobre la tuya, esperando.
La duda permanece.
Enjabonarse otra vez,
obsesivo con los genitales.
Ese medio giro,
que permite ver, y oculta.
Y nuevamente, encender la ducha.
Prolongar la oportunidad,  
    El encuentro,
        El deseo.

 
Postscriptum: no involucrarse con perro viejo.

lunes, 9 de abril de 2012

Why not?

Siempre te busqué.
Nunca creí que existieras.

Que es demasiado tarde,
me doy cuenta ahora.

sábado, 18 de febrero de 2012

CACHORROS



Siempre preguntáis cómo nos reconocemos. Felina, la mirada, a veces. furtiva, perdida, casi siempre.

 
... Cachorros abandonados ...


Reseña de" HomoerotiKa"

Homoerotika, de David B. Navascués


Homoerotika. David B. Navascués. Editorial Egales. Desatada Editorial.

“Y ya que tu nombre no dijiste, / Dimitri te llamaré. / O invocaré, en solitarias noches. / Por si acaso olvido tus formas, / tendré esas fotos robadas”.
Pequeña oda rusa. Página 16.

“Sí, sexo sucio, rápido. De rincón. / Es lo que quiero. / Y regresar oliendo a selva, a tierra. / A tu saliva sobre mi piel. / A tu sexo, al mío. Al semen compartido”.
Pequeña oda rusa. Página 16.

“Se marcha. / Del baño, del albergue. De mi vida. // El recuerdo perdura. Como siempre, el olor también”.
Un albergue, unas duchas. Página 29.

“¿Quién fuera luz para atravesar ese puente?”
Trasluz. Página 36.

“Después de tantos hombres, / tantos que no recuerdo, éste domina mi noche de insomnio. / Me llama desde su silencio, desde su oscuridad. / Entiendo, solo ahora, las perdiciones, / las obcecaciones. La ciega pasión”.
Dos horas en su poder. Página 39.

Homoerotika es un poemario brutalmente tierno tras carácter preeminentemente sexual, o cuando menos abiertamente erótico.
El autor parece un viajero de espíritu, un auténtico viajero físico y espiritual que no quiere parar nunca su deambular, en busca quién sabe si de sí mismo o sencillamente de la variedad, de la multiplicidad del mundo en perpetuo descubrimiento. Esa naturaleza nómada le lleva a una vida solitaria desde el punto de vista de la pareja occidental tradicional: no hay un compromiso, un sentimiento de pertenencia a nadie. El hombre se deja llevar por el deseo, por su cuerpo, por su instinto, pero esto no le hace insensible.

Su sinceridad resulta agradable. Él no está buscando –parece querernos decir- la media naranja, sino todos los bellos frutos cuyo olor pueda impregnarle y llenarle en el camino. Eso, alguna vez, puede provocar un sentimiento de vacío o de falta de raíces, de referencias… pero es un sentimiento fugaz. El viajero es el viajero y en su camino encontrará a cuantos quieran compartir con él el disfrute del momento y la entrega. Siempre ese deseo, ese instinto descrito en Tormenta (página 38) y que define de forma tan pura el deseo del hombre, especialmente del hombre homosexual: un deseo inconsciente de posteridad que no encuentra en este caso consecuencia alguna en progenie que perpetúe la memoria de ese hombre. Un deseo que se traduce en placer - la parte consciente de ese deseo- sus latigazos más inmediatos, puras descargas de olor y carne.

Entre tantas lamentaciones por no encontrar el amor perfecto en la marea de egoísmo del mundo occidental por parte de voces que no resultan más auténticas ni más personales que un certificado de obra única fabricado en serie, la voz de David B. Navascués suena a pureza, a honestidad.

Su alma se revela, además, tremendamente sensible a través de su cuerpo: hay varias “odas” al masaje recibido por hombres con los que el contacto físico propiciado por el ejercicio de una profesión, lleva a situaciones de erotismo, de juego y de entrega absolutos y disfrutados con gran plenitud. El hombre, el poeta se abandona a las sabias manos de esos masajistas, y su cuerpo responde sin cortapisas… acabe finalmente el masaje en algo más o no. Y no es una sino varias las composiciones las que dejan ver cómo esta situación es capaz de elevar al poeta físicamente pero también de forma profunda. Su emoción crece, desbordándose en un poema casi permanente, porque el deseo se pronuncia, florece, se insinúa, se hace dueño de todo, y el hombre encuentra plenitud.

En general una obra que se lee con placer, con la facilidad de un lenguaje sencillo y desnudo que describe la desnudez de los cuerpos que se entregan a esa bendita esclavitud del placer.

Sin máscaras.

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