domingo, 31 de mayo de 2009

EL ESCORT


De lujo, verdadero lujo. Sin precio, pero cobraba. Cobraba, por banco. Sin embargo, después de repetir, me di cuenta que, además de adictivo, su cuenta era familiar. Una ONG.

Pensé que tendría cáncer. O HIV, a pesar de las garantías de la agencia. Como en aquella viaja película: noviembre.

Pero no. Solo tenía sus necesidades cubiertas, solo hacia uso de su libertad. Solo se regalaba a si mismo.

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