viernes, 18 de enero de 2008

De tu hija la mano me das



De tu hija la mano me das.
Apenas núbil,
Como Luna llena, clara su piel.
Mujer a penas, un muchacho podría ser.


Como tú años ha.
Imberbe, ágil, jovial.
Inquietos negros ojos,
que con sorpresa miraban. Con deseo.


Aquel día cabalgamos al oasis.
Ganaste tú. Solo una cabeza, tu caballo más veloz.
No terminó ahí, la competencia.
Jóvenes machos, de importantes clanes primogénitos
La carrera al ouad, los juegos con el agua.
En el barro, más lucha.
Cuerpo a cuerpo; forcejeo y violencia.
Y más violencia, al perder el control.


Mayor, tú me dominaste.
Impotente, bajo tu cuerpo me hallaba.
De rabia casi lloraba.
Y de vergüenza, al sentir mi sexo erecto.
Después, el tuyo sobre mío.
Fijamente me miraste.
Hablar no pude, tu boca sello la mía.
Nuestro despertar sexual juntos,
de nuestros cuerpos, verdadero descubrimientos.
La suavidad de tu piel, la arena en tus pechos.
El fino músculo, trazado sobre ligero hueso.
Tus jugosos labios, la inquieta lengua,
de indagar nunca saciada.
Y nuevamente tus ojos, buscando, riendo.


La luna y su noche nos pilló en el palmeral.
Abrazados, nos calentamos juntos,
por las capas cubiertos.
Por nuestro deseo, por la pasión.
Hasta el amanecer el amor hicimos.


Saciados nuestros deseos ocultos.
Aun así, avergonzado regresé yo.
Seguían sonriendo tus ojos.
Nunca más cabalgamos juntos al oasis.
Nuestra amistad perduró.


Te amé entonces, como lo hago ahora.
Y de tu hija la mano me cedes.
¿Pensarás esta noche en mí, cuando la tome?
¿Me recordarás sus suaves curvas las tuyas?
¿Tendrá su abrazo la calidez del tuyo?
¿Soñarás que es tu cuerpo el que en mi lecho, exhausto, descansa?


Algo sé que no me podrá dar.
Te amo ahora, como antaño lo hice.

miércoles, 9 de enero de 2008

TENÍA QUE SER ÉL

Tenía que ser él.

Único entre decenas,
alto y gallardo.
Tímido y, sin embargo …
clavó sus ojos en mí,
hasta la médula me estremecí.
Excitado, pensé en la evidencia.
Embarazosa para el resto,
Necesaria señal para él.

Reunión de trabajo, lejos de casa.
¿quién lo pensaría?
Que sería sacudido por encontradas emociones.

Unos minutos de charla bastaron.
Sí, lo era.
No, imposible.
Sin saberlo,
mis ojos se fijaron en mi próximo estudiante.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

LAS VELAS ARRIADAS SE VEN DESDE LA AKROPOLIS

No podía faltar otra imagen famosa, otro fresco de una tumba, la del nadador. Una de las pocas pintuiras griegas que han sobrevivido. Proviene de la necrópolis de Poseidonia (Paestum). Aquí ya no hay duda del verdadero significado de la imagen.

En la actualidad el fresco ha sido restaurado, con colores vívidos. Como el amor y la pasión de esta pareja en un banquete.




LAS VELAS ARRIADAS SE VEN DESDE LA AKROPOLIS

Ya las naves llegan al puerto.
Y sus velas blancas, arriadas, provocan preguntas.
Ya avistan los polícromos templos,
las columnas egregias que cantan las glorias de los helenos.



Marineros, con su último esfuerzo, sonrien.
Pues traen historias de bárbaros pueblos lejanos. Y riquezas.
O tal vez nuevas de la brillante Atenas,
Y nuevas tragedias de Sófocles. O comedias, filosofias, sueños de piedra.



Mujeros preguntan si regresan sus hombres.
Viejos sufren por la suerte de sus hijos.
Hombres maduros, temerosos por la constancia del joven amante,
que, insaciable de aventura, no quiera volver a su lado.



Yo, en la Akrópolis, no dudo.
Sé que él vuelve a mí,
porque mi regazo en su refugio.

Amor desde la eternidad


Los frescos conservados en su común tumba nos sugieren algo mas que una simple amistad, probablemente a pesar del entorno. El que vivieron en el antigue Egipto y el actual. Nyankh Khnom y Khom Hotep, dos peluqueros del faraón Nyuserra (aproximadamente en el intervalo 2500-2350 antes de nuestra era), nos recuerdan, una vez más, que el amor es entre personas. Transitorio o eterno, digno siempre.

domingo, 21 de octubre de 2007

MI JOVEN SÁTIRO

Solo una desilusión, será.
Tantas veces son ya...
Los sueños, los deseos.
Encuentros e inevitables desencuentros.

Pero, ¡qué fuerza, qué pasión!
Suavidad en su piel.
Ansia en su boca; fiereza en sus dientes.
Frescura, optimismo.
Sin embargo... Si un iluso hay, yo soy.

Seguir juntos.
Un minuto. Una hora, dos más.
Después de nuestra convulsión.
Mini tragedia, pequeña muerte:
eyacular.
Algo inusual.

En mis brazos, postcoitum, me contaba.
Pequeños y grandes secretos. Sueños.
De amantes confidencias.
Acariciaba yo su pelo, su pecho.

Se delataban, nuestros cuerpos.
Prestos al combate, nuevamente.
Dormir no importa.
El mañana tampoco.

El tiempo, el tiempo. Que huye.
Amantes de Verona, negando el amanecer.
Que, inexorable, llega.

Mi joven Sátiro,
¿dónde estarás ahora?

martes, 9 de octubre de 2007

EN UNA REUNIÓN





Sus manos: cogen un móvil.
Todas las miradas miran.
También yo.
Reparo en ellas. Sorpresa.
Y me estremezco, al sentir su poder.
Al imaginarlas sobre mi piel.

Grandes, inmensas. Poderosas.
Por ellas querría ser dominado.
Mi cuerpo abrazado, mi pene atrapado.
Cubriendo mi cara,
Mientras de éxtasis me sacudo.

jueves, 4 de octubre de 2007

NO WORDS

Alone, in an unknown city.
Walking along, getting the pulse.

And he passes by, and looks.
Three steps, three seconds.
And looks again.

Can it be? Such a beauty ...
Me?
So I wait. He turns. Come back.
It must be the air, the smell.
The recent storm;
the botanic garden, the fumes.
Intoxicated, that must be.

But for once this is real.
"Take me home", I said.
Afraid of his lack of English;
Afraid of his answer.

"Nearby, I live. Come".
In five minutes, both naked.
No, cannot be.
This beauty, this latin lover.
Fair versus brown, the skin.
Soft touch, gentle arms.
Fury and passion, so sudden.
And the mouth, the lips.
What a kiss, how curious his tongue!

Very short eternity.
His slim muscles relaxed;
the curves of his body, exposed.
Tenderness, after crazy sex.

Real, can it be?
Why now, why here?
So far, so short.
Just a dream.
The garden fumes, the exotic plants.
A fantasy, that must be.

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