miércoles, 9 de enero de 2008

TENÍA QUE SER ÉL

Tenía que ser él.

Único entre decenas,
alto y gallardo.
Tímido y, sin embargo …
clavó sus ojos en mí,
hasta la médula me estremecí.
Excitado, pensé en la evidencia.
Embarazosa para el resto,
Necesaria señal para él.

Reunión de trabajo, lejos de casa.
¿quién lo pensaría?
Que sería sacudido por encontradas emociones.

Unos minutos de charla bastaron.
Sí, lo era.
No, imposible.
Sin saberlo,
mis ojos se fijaron en mi próximo estudiante.

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