Debo repetírmelo, como un mantra. Una y otra vez:
- Tengo novio, tengo novio, tengo novio.
En la calle, al cruzarme con los chicos guapos.
Se vuelven (y yo) para mirarme el trasero.
En el gimnasio, cuerpos atléticos, sudados,
que me reclaman.
En la sauna, o las duchas:
las miradas se insinúan;
la desnudez, expuesta y honesta, no deja dudas.
Sentimientos y razón lo repiten, insistentes:
- Novio, novio, novio.
Mi pene, despertando, opina también.
428. PALABRAS FAVORITAS.
Hace 4 años
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