domingo, 17 de junio de 2007

La tarjeta de embarque

Como mensaje de naufrago


Como un mensaje de un náufrago fue. Sin esperanza, casi sin destino; la última esperanza.

Un número de teléfono en una tarjeta de embarque. Una entrega enfática, con mano y voz temblorosa. Sabía que en cierta medida era inaceptable, era cierto tipo de acoso. Pero, ¡era tan atractivo! Y me miró de aquella manera especial que creí (siempre mi loca imaginación y sus deseos) que él también se había fijado, que me invitaba, que soñaba como yo con un encuentro furtivo.

¿Naufragó el mensaje, como mi deseo? ¿Vió él aquel número? ¿Dudó y no llamó por miedo?

Lo peor, la incertidumbre y la oportunidad perdida.

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