martes, 26 de junio de 2007

El cuello

Me pregunto si es casualidad o no, si me buscas o han sido los hados quienes te empujan (o me guían a mí) y te sientan a mi alrededor, día tras día. Tal vez tengamos los mismos gustos, lo que no dejaría de ser interesante, y buscamos la misma esquina del aula, la parte más obscura...

Ahora, detrás de ti, observo tu cuello mientras simulo atender a la charla. Tu cabello, recortado, deja ver parte del vello que debe continuar en tu espalda. Tiemblo al pensar en ello. Mi boca vuela y se recrea con el contacto imposible, con sentir ese cuello en mis labios, con morderlo.

¿Quién puede prestar atención a otra cosa, cuando te inclinas y me muestras un poco más, cuando quiero creer que lo haces a propósito; que me buscas, que, en algún momento, me encontrarás?

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TAN PROXIMO; TAN LEJANO

Todavia no entiendo, no comprendo.
¿Cómo he resistido tu presencia?
¿Cómo tu calor cercano no ha encendido mi fuego?

En realidad, incandescente.
Y sin embargo, contenido.
Moviéndome en mi silla, desplazando mi cuerpo.
Acunando mis piernas para que, casualmente, toquen las tuya.

La conferencia, irrelevante.
La pantalla solo era el campo de juego,
el lugar donde proyectar mis deseos.
En mi mente, nuestra imagen.
Cuerpos en contacto. Desde atrás, besándote el cuello.

Tan próximo... Inalcanzable.

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