Me arrepentí incluso cuando te lo decía,
cuando de mi cama te dejé escapar.
Ciertamente dormí toda la noche, exhausto. Feliz.
Pero hubiese preferido rodar sobre mi lecho,
encontrar tu cuerpo junto al mío, desnudos ambos.
Satisfecho y, paradoja, ansioso de más.
Despertar con tus besos.
Ducharnos juntos,
para volver a beber el uno del otro.
Saciados, sí, finalmente.
Tus labios siento, recuerdo sobre los míos.
La sensación, física, reconstruye el ayer.
Tu rala barba roza mi boca, mi pecho.
Arañando mi pene, suavemente,
mientras exhalo jadeos de placer;
mientras me pierdo en ti.
¿Marchar?
No, no te debí dejar ir.